La arquitectura civil renacentista alcanza en Córdoba su máxima expresión en el Palacio de Orive. La delicada belleza de su fachada, que fue trazada por el arquitecto Hernán Ruiz II, persiste intacta en su interior, que atesora un precioso patio presidido por una fuente, amén de diversas salas donde podremos visitar exposiciones de artistas contemporáneos, pues el Palacio funciona como sede de la Delegación de Cultura del Ayuntamiento.

La armonía que emana el inmueble contrasta con la oscura leyenda que esconde. Según narra la tradición aquí vivía el Corregidor de la ciudad con su hija Blanca. Una noche en la que hospedaron a unos hebreos que buscaban cobijo, Blanca pudo observar como éstos lograban, mediante un conjuro, abrir una escalinata en el palacio por la que descendieron, regresando con un tesoro. Cuando Blanca siguió sus pasos quedó fatalmente enterrada bajo los muros del edificio y a pesar de los esfuerzos de su padre por rescatarla, resultó imposible. Desde entonces, muchos locales afirman haber escuchado sus lamentos desconsolados pidiendo auxilio en la madrugada.

En su trasera incorpora el antiguo huerto del vecino Convento de San Pablo, también fundación de Fernando III, al que perteneció la sala capitular hoy día transformada en sala de exposiciones.

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