Córdoba | Patrimonio de la Humanidad

Una ciudad para viajar en el tiempo

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Envejecer es como escalar una gran montaña; mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena.
 (Ingmar Bergman, cineasta)   

Conjunto Arqueológico y Museo de Medina Azahara

En Medina Azahara, la espectacular Ciudad Califal construida por orden de Abderramán III en el siglo X, los límites entre historia, paisaje y leyenda se diluyen. Aunque tradicionalmente se ha atribuido su origen al amor que el Califa experimentó por una esclava llamada Azahara, en realidad su fundación respondía a motivos políticos, pues el poder que ostentaba el Califato requería una ciudad que simbolizase su superioridad sobre los pueblos enemigos.

Se construyó así una joya urbanística que llegó a acoger a más de 25.000 personas y que funcionó a la vez como residencia real y  sede administrativa del Califato. La ciudad se extendía en varios niveles escalonados sobre Sierra Morena. Dominando el conjunto se encontraba el Alcázar, donde residía el Califa. En el sector central se encontraba la zona oficial, coronada por el Salón Rico, epicentro de la actividad cortesana. En él se celebraban recepciones a embajadores que dejaron constancia de la impresionante decoración del lugar, a base de mármol y juegos de luz y agua. Esta suntuosidad se vio truncada por los ataques bereberes que destruyeron Medina Azahara durante las guerras que desmembraron el Califato en Reinos de Taifas a comienzos del siglo XI, apenas setenta años después de su fundación. Sin embargo, mientras caminamos por las ruinas de la antigua ciudad y de la Mezquita Aljama, situadas en la llanura del conjunto arqueológico, tendremos la sensación de pasear por los vestigios de un paraíso cuya brevedad contribuyó a forjar su carácter legendario.

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