Compartiendo sede con el Museo Julio Romero de Torres encontramos el Museo de Bellas Artes de Córdoba, que además fue dirigido inicialmente por Rafael Romero Barros, padre de Julio. Este museo, al que se accede a través de un luminoso patio cuajado de naranjos, supone una visita obligada en la ciudad. Y es que su valor artístico no se limita a la calidad de las colecciones que exhibe, sino que se ve reforzado por la propia belleza de sus dependencias, que formaban parte del antiguo Hospital de la Caridad y en las que sobresalen elementos como el artesonado mudéjar de sus techos o la escalera barroca.

Integradas en este entorno privilegiado encontramos diversas colecciones que en su origen provenían mayoritariamente de los conventos cordobeses desamortizados en el siglo XIX, pero que se ha ido ampliando mediante diversas donaciones. Entre ellas sobresale el conjunto de pinturas barrocas de artistas de la talla de Zurbarán, Murillo o Ribera.

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